La silla estándar clásica fue diseñada originalmente por Jean Prouvé en 1934.
Las sillas ejercen la mayor presión sobre sus patas traseras, donde soportan el peso de la parte superior del cuerpo de su usuario. Prouvé tomó esto en cuenta muy sucintamente en la Silla Estándar. La tubería tubular de acero es suficiente para las patas delanteras que soportan relativamente poca tensión, mientras que las patas traseras están hechas de voluminosas secciones huecas y pasan la tensión al suelo.
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